364 días y contando

bit
2 min readMar 10, 2017

--

Mañana espero cerrar un ciclo que comenzó hace un año. Un ciclo lleno de dolor, de angustia y de mucha incertidumbre. Un ciclo del que casi me cuesta la cordura salir… bueno, con un pie fuera, debo decir que es una etapa que no quisiera repetir ni recordar en mucho, mucho tiempo.

Siempre había presumido una gran destreza para trabajar el desapego. Cuán equivocado estaba. Si algo me faltó todo este tiempo fue un poco de esa capacidad que por años exhibí. Porque, vaya, aprehensivo siempre he sido, y aunque no soy del tipo que asfixia a la gente que ama, quiere o simplemente aprecia, siempre he tratado de estar cerca, de no alejarme de sus vidas, de hacerles saber y notar -de una u otra forma- que les quiero, que les amo, que los aprecio… y siendo completamente honestos, siempre había tenido a alguien a mi lado que hacía menos sufrida alguna partida o alguna separación. En esta ocasión nada de eso me serviría, todo lo contrario, ser aprehensivo con la gente que quiero empezó a ser más un lastre, un gran estorbo en todo este proceso.

Aun así, puedo decir que no todo fue tristeza y abandono durante este último año, que hubo dos personas que nunca, jamás me dejaron solo. Ambas, a su manera y en la medida que les ha sido posible, me brindaron todo su amor y comprensión. Esas dos personas fueron parte esencial de mi recuperación, aun sabiendo cuán difícil es lidiar con alguien en estas condiciones tan rotas, debo decir que lo hicieron de maravilla.

Y por supuesto, no puedo omitir a Molly, quien ha estado conmigo todo este tiempo, quien de manera incondicional me ha brindado su compañía y todo su peludo amor. Sin ella, de verdad, este momento no sería posible.

Mi vida entera se las debo a esos tres seres de luz. Mi infinito agradecimiento y mi corazón estará siempre con ustedes.

Entrado ya en el proceso de recuperación, retomé algunas amistades (de esas que jamás se alejaron) y empecé otras que, debo decirlo, han valido enormemente la pena haber conocido y que, evidentemente, pienso conservar por mucho, mucho tiempo.

Eso sí, aprendí algunas lecciones valiosas -algunas muy dolorosas- durante este proceso: cuando la gente quiere verte, te va a buscar. Cuando la gente quiere ayudarte, te va a ayudar. Y algo, quizá lo más importante, cuando la gente quiere juzgarte, simplemente lo va a hacer, con una mano en la cintura y sin titubear.

Para cerrar este escueto, pero muy sincero texto, quiero decirles algo de compas: no alimenten de incertidumbre a sus seres queridos. Si de verdad los quieren, háganselo saber. Consérvenlos a su lado. Si hay que decirles sus chingaderas, díganselas de frente, pero nunca, en serio, NUNCA los juzguen desde su propia ética y a sus espaldas. Eso, neta, está bien culero.

Gracias por tomarse el tiempo y leer mis tarugadas.

Les abrazo y, de alguna forma, les aprecio.

--

--

bit

Finito, contingente e intrascendente; just like everybody else.